La Iglesia católica sitúa, durante el calendario, un largo periodo de tiempo para la reflexión. Lo designamos con el nombre de «CUARESMA»…

Presenta la realidad de los humanos con cierto pesimismo: nos lanza al rostro «Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás»… La liturgia lo ha cambiado por el de «Conviértete y cree en el Evangelio».

Y es que, recordando a Jesús, quien vivenció experiencias terribles con el peor de los finales, muerte cruel, llena de sublimes dolores, resucitó a la nueva realidad, no soñada por mente humana. El hombre lo podrá pasar mal, vivirá calvarios penosos, pero sobre él ondea la misma promesa que en Jesús se hizo realidad.

Es fácil aplicar lo comentado a las vivencias que la humanidad y los humanos viven de vez en cuando en la historia personal o universal.

El tiempo se inicia con el miércoles de ceniza.